El II Concurso de Jóvenes Solistas OSJ/SCZ ya tiene ganadores. Se trata del paceño Facundo Chávez, de 13 años, intérprete de piano que obtuvo el primer lugar. También fueron premiados la cruceña Janis Saavedra, de 16 años e intérprete de flauta traversa, y el sucrense Daniel Porcel, de 21 años e intérprete de piano. Saavedra y Porcel compartieron el segundo lugar en el certamen.

El resultado del concurso, que finalizó la noche del sábado, lo dio a conocer Boris Vásquez, director artístico de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Santa Cruz de la Sierra (OSJ/SCZ), que fue la institución organizadora del concurso y de las actividades que acompañan a los talleres de Con la música sí se puede.

Para Vásquez, el nivel presentado, por los convocados al concurso, fue muy bueno y, por eso, todos los participantes merecían llevarse un premio, pero coincide con el jurado en que se eligió a los mejores participantes.

“Tan solo el haber sido seleccionados para concursar los hace merecedores de reconocimientos. Pero sabemos que no se van a desanimar y pueden presentarse a nuevas versiones del concurso”, aseguró el director.

Cabe recordar que el jurado estuvo compuesto por Mauricio Wayar (34), Sergio Ferrufino (25) y José Andrés Navarro (24). Estos tres músicos bolivianos, residentes en Alemania, llegaron a Bolivia no solo para el concurso, sino para transmitir sus conocimientos en los talleres de Con la música sí se puede.

Las actividades de los talleres se iniciaron el miércoles 7 de agosto y culminarán en un concierto, el 16 y el 17 de agosto, en el teatro del Centro Boliviano Americano (CBA), desde las 20:30.

Esa será la oportunidad para apreciar lo avanzado, puesto que en esas presentaciones los solistas invitados serán acompañados por los jóvenes músicos de la Orquesta Sinfónica Juvenil.

Lo que la música puede

Wayar, Ferrufino y Navarro han conseguido éxito fuera de las fronteras del país interpretando el fagot, el oboe y el piano, respectivamente. Además, han ampliado sus conocimientos con diferentes especializaciones musicales, que les fue posible cursar mediante becas.

Los tres quieren demostrar, a la nueva camada de intérpretes, que es posible asumir la música como una profesión y vivir de ella. En los talleres, más que enseñar técnicas les revelan a los talleristas sus secretos. La dedicación, el esfuerzo y la disciplina son los atributos que ellos quieren transmitir a las nuevas generaciones de artistas.

Así también, la búsqueda constante, que conlleva riesgos y desafíos, ha sido tomada por estos aguerridos músicos para hacer sobresalir el nombre del país en otros lugares. De ahí la importancia de su presencia en las actividades de la Orquesta Sinfónica.